Me gustaría cubrirme
con pétalos de tu coral
como lo hace la albahaca
cuando juega con la sal.
Envolverme con tus aguas
o perderme en tus laberintos
como olas que se alzan
para volverse a enganchar,
arrastrándose penosas
hasta poderse elevar,
besando
como babosa la arena,
llegándosela a tragar,
y yo sería dichosa
si las pudiera emular.
Me encontrarían a la alborada
a tus algas encadenada
como a tantas almas
que forman
esta inmensa camada.
Siempre quise, mar,
soñar contigo,
pasear por esa vereda
que me lleva hasta el nido
donde crecen corales
que abren tantos caminos
por esos parajes
que dan por fruto el olivo
que desemboca en tus labios
donde mi yo se desborda.
Sorteará todas las olas
para no despertar al río
que como manto bordado,
cubre la copa del pino.
El espejo de la luna,
me lleva hacia ti,
y como a toda enamorada,
mis ansias me hacen sufrir por
este refugio encantado.
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