LA RAZÓN DE LA MUERTE
Si la muerte es el fin que yo persigo
como lícita, justa y verdadera,
no puedo condenarla aunque quisiera,
porque de ella no puede haber testigo.
En nuestra mente crece el enemigo,
la duda nos deprime y desespera,
si la gracia el amor nos concediera,
sería ¡OH muerte!, tu mejor amigo.
Mas ya resuelta mi férrea codicia,
respondo de la vida que me toca
ante la infecta luz de la justicia,
que en la razón gravita la avaricia,
cual furioso corcel que se desboca
bajo un orbe sembrado de inmundicia.
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