A una rosa pregunté
si era feliz siendo hermosa,
la rosa me contestó:
Hermosa si que lo soy
pero es mi vida tan corta,
que prefiero ser un cardo
o cualquier planta vulgar,
de forma que al marchitarme
no sienta tanto perder
esta belleza fugaz.
¡Pero si mi vida es un despertar
para en seguida dormir, sin más!
Recuerdo que paseando
por un bonito sendero
en una tarde otoñal,
veía como las hojas
que sumisas sobre el suelo
se dejaban aplastar.
Pero era su color tan verde
que no estaban muertas, no,
solo sueltas de su tallo
y les faltaba la flor.
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