EL OTRO YO
Te complace mirarlo diariamente,
y allí está, duplicado en tu mirada.
No te insiste en el tiempo: su emboscada;
con amarlo ya crees suficiente.
Él no tiene memoria ni presente,
te insinúa lo efímero, la nada,
pero tú, que alardeas de coartada,
persiguiéndolo estás constantemente.
Y en tu inútil ternura sobra cielo,
falta almohada y la sábana de anhelo,
tu quimera no muerde vida, miente.
Él irá, como un siervo, a donde vayas,
mirará desde lejos las batallas,
será el único ser superviviente.
Del poemario “Asuntos interiores”
y allí está, duplicado en tu mirada.
No te insiste en el tiempo: su emboscada;
con amarlo ya crees suficiente.
Él no tiene memoria ni presente,
te insinúa lo efímero, la nada,
pero tú, que alardeas de coartada,
persiguiéndolo estás constantemente.
Y en tu inútil ternura sobra cielo,
falta almohada y la sábana de anhelo,
tu quimera no muerde vida, miente.
Él irá, como un siervo, a donde vayas,
mirará desde lejos las batallas,
será el único ser superviviente.
Del poemario “Asuntos interiores”
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